Todos los colores de la oscuridad de Chris Whitaker

Reseña sin spoilers

Quién me iba a decir a mí que después de una semana entera con los críos sin cole, sin dormir y sobreviviendo a base de café con leche recalentado… iba a encontrar este libro y quedarme enganchada como si me fuese la vida en ello. Literalmente me lo empecé “por curiosidad” y acabé metida en Monta Clare como si fuese una más del pueblo.

Lo que más me ha flipado es que no es “solo” un thriller. Es misterio, es drama, es historia de amistad, es trauma, es amor (del bonito y del no tan bonito)… y todo contado con unos personajes que parecen de verdad. No solo los protagonistas. Todos. Hasta los secundarios.

Los capítulos son cortos (gracias, señor Whitaker), y cada uno te deja con esa mala espina de “vale, uno más y lo dejo”. Spoiler: no lo dejas.

La historia arranca con un secuestro, pero lo que viene después es un viaje de décadas lleno de pequeñas revelaciones que se van descubriendo como capas de cebolla. No hay giros absurdos a lo “¡sorpresa, tu madre era el asesino desde el principio!”, sino giros bien pensados que tienen sentido emocional. Y eso se nota. Mucho.

«Esto no es un thriller rápido. Es un libro que te rompe un poquito y luego te lo recompone con delicadeza.»

Patch y Saint (los dos personajes principales) son absolutamente maravillosos. Sus historias te destrozan y te dan esperanza al mismo tiempo. De verdad que no recuerdo la última vez que me importaron tanto unos personajes.

¿Es oscuro? Sí. Hay temas duros (desapariciones, abusos, obsesión…), pero también hay luz. Hay ternura. Hay amistad. Y, sobre todo, hay personas intentando sobrevivir a lo que les ha pasado.

No sé cómo explicarlo mejor: este libro es de los que se te quedan dentro.

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