Emilia Pérez – microrelato desde el 2057
Hace unos días volví a ver Emilia Pérez y pensé: “¿cómo explicaría todo aquel circo a alguien que hubiera nacido en 2050?”.
De esa pregunta salió este microrelato. No es una reseña. Es una conversación ficticia. Y sí, la yaya podría ser perfectamente yo.

Barcelona, 14 de noviembre de 2057
—¡Yayi!
—Hola, cariñe. ¿Ya se ha ido el papá?
—Sí.
—¿Y tu mamá?
—Sí… pero, yaya… ¿por qué siempre dices “el papá” y, en cambio, dices “tu mamá”?
—Porque soy una señora vintage y contradictoria. Nos graduábamos en eso en mi época. Cuando seas mayor lo entenderás. De momento abre Visor y buscamos algo para ver antes de que me entre la siesta preventiva.
—Vale, yáyi. ¿Qué te apetece ver?
—Una peli. Hace tanto que no veo una que lo mismo ya llevan aroma incorporado. Tú busca Emilia Pérez, a ver si sigue existiendo.
—¡Yayi!
—¿Qué pasa, bichín?
—¿Por qué te gusta tanto esa peli?
—Porque es un salseo de manual. No solo la peli, sino todo el show que se montó alrededor. Me flipa el drama, cariñe.
—¿Pero por qué se montó un show?
——Uff… no sé si contártelo, que luego tu madre dice que te lleno la cabeza de “conceptos raros”.
—¡Los conceptos raros me encantan!
—Vale, pero secreto inglés. Dame el dedo: uno, dos, tres… ssshh. Mira, cariñe, la peli ganó muchos premios (como muchas otras — por si acaso: peli es película, es lo mismo, jeje). Bueno, pues la actriz protagonista era trans, y no era común que una actriz trans estuviese nominada a tantos premios. Sí, ya sé lo que me vas a preguntar, ahora te cuento. En mi época se decía que una señora era “mujer” o “mujer trans” dependiendo de si habías nacido con genitales de mujer o si eras mujer pero no tenías genitales de mujer.
—No entiendo lo de los genitales de mujer, yayi.
—Vale, a ver: en esa época, cuando tú nacías, se decía que eras mujer u hombre dependiendo de tus genitales.
—¡Qué dices, yaya! ¡Me estás tomando el pelo!
—No, no, en serio. Eso funcionaba así. Y claro, había personas que, aunque eran mujeres, como no tenían genitales “de mujer”, el resto las veía como hombres, y luego ellas tenían que explicarle a todo el mundo que eran mujeres.
—¿Y al revés también?
—También. Era un festival.
—Pero… es absurdo.
—Tal cual. Bienvenida a 2024.
—Entonces ganó premios y…
—Y empezaron a rebuscarle tweets antiguos.
—¿Tweets?
—Vale, no pongas esa cara: voy por partes. Un tweet era como… a ver… como lo del fire, pero en vez de transmitir se usaban mensajes escritos que tú publicabas y podía leer todo el mundo.
—Aaaah, vale: lo de las redes sociales.
—Sí, lo de las redes sociales. ¿Te acuerdas de lo de Instagram, Twitter y esas cosas, antes del programa Schubert?
—Sí, sí, ya me acuerdo: lo de que podías hablar con todo el mundo, y la gente a veces insultaba a otra… y todo el mundo lo podía ver. Pero… ¿en serio? ¿Cuando eras joven, yaya, no os dabais cuenta de nada?
—Bueno, sí, había señales. Pero piensa que yo soy muy viejita y que, cuando yo era joven, todo eso de internet, las redes sociales y tal era muy nuevo y aún no se había estudiado. Hasta que la dra. Schubert no lo investigó a nivel global, no teníamos ni idea de lo que estaba pasando.
—Ya, yaya, pero… tantos suicidios, tantas depresiones… En el cole nos dijeron que alrededor de un 67 % de la población mundial. ¡¿En serio?!
—Ya sabes que hasta que no pasa un tiempo no se pueden conocer las consecuencias; así funciona la…
—… historia. Que sí, yaya, ya lo sé. Quedan cinco minutos para que alcance el grado de luz.
—Vale, pues veamos… Ah, sí, lo de “racistas”. Te decía que esa señora escribía tweets racistas. Uf… lo de racistas sí que me va a costar explicártelo. Era muy de esa época (y de bastante antes). A ver: cuando yo era joven, muchas personas pensaban que algunas personas eran “mejores” que otras dependiendo del tipo de cultura o del sitio en el que hubiesen nacido.
—¿Como, por ejemplo, una clínica o algo así?
—No, más bien se referían al país. O al color de la piel. Algo así… es difícil de explicar.
—¿En serio? ¡No puede ser! ¡Menuda locura, yaya! De verdad que estabais fatal, jajajaja.
—Bueno, eran tiempos un poco anticuados, qué quieres que te diga. Evidentemente no todo el mundo pensaba así; y claro, los que pensaban “normal”, digamos, estaban muy enfadados con esos tweets de esa señora.
—Pero, yaya, eso no es para enfadarse… si no tiene sentido da hasta risa. ¿Cómo alguien va a creer algo así de verdad?
—Cosas de la humanidad, hije… 2024 era como usar fire sin armonizar.
—Wow.
—En fin, pon la película ya, que como sigamos filosofando nos pilla el reinicio del ciclo de luz.
Otros caminos del misterio

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